lunes, 21 de mayo de 2007

Verano . Cuatro Estaciones

ENTRA BEATRIZ. ESTAMOS EN UNA MAÑANA NUEVA Y, BELLAMENTE VESTIDA CON UNA PRENDA AMARILLA DE LA MISMA TELA QUE LE VIMOS AL HACER EL MUTIS, SE ACERCA AL CUARTO, AL DIA Y AL SOL COMO SI LO HICIESE POR VEZ PRIMERA. ESTA ENAMORADA DEL CUARTO, DE LA MAÑANA Y DE SI MISMA. SE COLOCA FRENTE A UN ESPEJO Y SE DESPEREZA LARGA Y SENSUALMENTE; LUEGO, TURBADA, SE VUELVE Y SONRÍE PARA CONSIGO MISMA. EN ESTA ACTITUD CAMINA POR LA HABITACION, TOCANDO SUS DIVERSOS OBJETOS, ESTABLECIENDO CONTACTO CON LAS SUPERFICIES QUIZAS POR VEZ PRIMERA. ENTRA ADAN, QUIEN PERMANECE OBSERVANDOLA UNOS SEGUNDOS ANTES DE QUE ELLA SE VUELVA HACIA EL. SE ACERCAN UNO A OTRO, Y AHORA, NO POR VEZ PRIMERA, SINO RECORDANDO, ELLA PALPA LA FORMA DEL CUERPO DE ADAN. ADAN ESTA A PUNTO DE DECIR ALGO, PERO POR SEÑAS BEATRIZ LE PIDE QUE NO LO HAGA. NO QUIERE HABLAR, SOLAMENTE MIRARLO, Y ESTO LO HACE CON UNA ESPECIE DE INCREDULIDAD, COMO SI NO PUDIESE ADMITIR SU BUENA SUERTE. LO TOMA DE LA MANO Y LO LLEVA GENTILMENTE A DAR VUELTAS POR LA HABITACION, A FIN DE PODER MIRARLO BAJO DISTINTAS LUCES. EN DETERMINADOS MOMENTOS SE APARTA UN
TRECHO DE EL Y CAMINA AL AZAR UNA CIERTA DISTANCIA COMO SI SU PROXIMIDAD PUDIESE DAR LUGAR A QUE EL DESAPARECIESE. DE CUANDO EN CUANDO SE VUELVE HACIA EL Y LUEGO GIRA RAPIDAMENTE LA CARA Y EL CUERPO COMO HACIENDOSE LA ILUSION DE QUE SE HA MARCHADO, COMO INCITANDO AL DESTINO A LLEVARSELO. CUANDO SE ENCUENTRAN A ESA DISTANCIA, DE PRONTO LOS MUEBLES Y LAS PAREDES DEL CUARTO SE ALEJAN POR EL AIRE. ESTA PRESENTE EL “ARBOL”; EL SOL ES AMARILLO; SE ENCUENTRAN EN EL CAMPO. BEATRIZ, CUAL UNA JOVENCITA, SE EMBUTE EL VESTIDO EN LOS PANTALONES MIENTRAS ADAN SE AGACHA PARA TOCARSE LOS DEDOS DE LOS PIES Y ELLA, EMITIENDO UN GRAN GEMIDO, CORRE Y SALTA SOBRE LA ESPALDA DE EL. LUEGO EL SALTA POR ENCIMA DE ELLA. AHORA CAMINAN SIMPLEMENTE Y SIGUEN CAMINANDO, ASPIRANDO EL AIRE, TOCANDOSE LAS YEMAS DE LOS DEDOS, DESPEREZANDOSE UNO Y OTRO, SINTIENDO UNO Y OTRO LAS FORMAS DE SUS PROPIOS CUERPOS.
BEATRIZ: Vuelve a fluir sangre por mis venas. Mi piel respira.
PRONTO SE ECHAN EN EL SUELO, AL LADO DE UNA ORILLA, DEBAJO DE UN ARBOL, CERCA DE UNA NIARA.
ADAN: Mira ese pájaro, aquel que está allí, el que parece suspendido en el aire. Lo crees?
BEATRIZ: Si creo?
ADAN: Si crees en él.
BEATRIZ: En su existencia?
ADAN: No, no. No en su existencia; quiero decir que bueno, que lo mires. Cuesta creer que pueda sostenerse en el aire, con solo batir sus alas de ese modo, verdad? Puedes creerlo? Supongo que si.
BEATRIZ: Que es entonces lo que lo mantiene en el aire?
ADAN: Oh! No sé. Supongo que alguien desde el suelo sopla arriba; no se me ocurre ninguna otra razón. Como los aeroplanos, todo ese metal en el aire. Todo ese metal y todas esas personas, sostenidas en el aire, sin tener nada debajo.
BEATRIZ: Salvo aire.
ADAN: Salvo aire.
BEATRIZ: Alguien sopla desde la tierra, debajo.
ADAN: Y los barcos. Parece tonto, no es cierto? Esa masa de hierro y madera...
BEATRIZ: ...y gente...
ADAN: ...y gente, todos flotando...
BEATRIZ: ...sin nada debajo...
ADAN: ...salvo hombres ranas. Millares de hombres ranas. Nadan con un brazo y sostienen el barco con el otro.
BEATRIZ: Y nubes.
ADAN: Nubes?
BEATRIZ: Que hacen todo ese ruido, los truenos...por lo menos así dicen.
ADAN: Oh! Eso...nunca lo creí.
BEATRIZ: Quiero decir, que es una nube? Bruma! Nada!
ADAN: Y esas flores.
BEATRIZ: Que flores?
ADAN: Esas que están allí, con todos sus colores y formas...Conoces lo que se dice acerca de ellas, no?
BEATRIZ: Que?
ADAN: Que ellas...no querrás creerlo...vienen de una semilla diminuta no mayor que esto. Mira! Todos esos colores. No mayor que esto.
BEATRIZ: Eso trataron de contármelo en la escuela.
ADAN: Lo creíste?
BEATRIZ: Yo planté bosques una vez en una margen remota de las tierras altas, durante dos años, para que fuese aprovechable una extensión perdida. Mi padre estudiaba plantas y de él aprendí el drama de la observación del modo en que las cosas crecen. Y cuando dejé atrás mis días de universidad, fui a las montañas y vendí abetos moribundos y pinos averiados. Has oído hablar alguna vez de la SOLDANELLA o margarita Shasta? El LAURISTINUS blanco y la planta roja de hielo? Sabías que CONVALARIA MAJALIS es el nombre latín del lirio de los valles? “Piensa en la CONVALARIA MAJALIS, la forma en que crece, en que no se esfuerza, ni se retuerce; y sin embargo, yo te digo que ni aun el propio salmón, con toda su gloria, se engalana como una de ellas”. Hice creer cosas, Adán, en cierta época, hice que crecieran.
ADAN: Y ahora?
BEATRIZ: Ahora? Tengo un águila de oro por amante.
ADAN: Pero el sol le ha quemado las alas.
BEATRIZ: Nada quemará tus alas. Yo soy tu sol.
ADAN: Adonde volaré?
BEATRIZ: A cualquier lugar, con tal que me lleves contigo.
ADAN: Pero tú eres mi sol.
BEATRIZ: Cuando necesites que sea tu sol, seré tu sol. Cuando necesites vientos suaves, cubriré la tierra con mi aliento. Cuando necesites consuelo, te ofreceré mis pechos, mis brazos y mis labios. Todo cuanto pidas lo tendrás.
ADAN: Y a ti? Que deberé darte?
BEATRIZ: Todos los segundos. Todos los contactos, todos los pensamientos, todos los sentimientos. Todos los segundos deberás darme.
ADAN: Deberé? Tú lo exiges?
BEATRIZ: Me niegas el derecho a exigir?
ADAN: No te niego nada.
BEATRIZ:( PONIENDOSE EN PIE DE UN SALTO) TENGO UN AGUILA DE ORO POR AMANTE! UN AGUILA DE ORO! TENGO UN AGUILA DE ORO POR AMANTE! Estamos listos Adán? Estamos listos ahora? Vámonos. Pongámonos a prueba lejos de aquí. Antes de que venga el invierno, vámonos de esta casa. Ahora, ahora. Esta es la época más hermosa. Vámonos...
ADAN: Ahora?
BEATRIZ: Ahora, ahora! Si nos quedamos tentaremos al destino.
ADAN: Todavía no. Ten confianza en mí.
BEATRIZ: No ves lo que me ha ocurrido? Dios mío! Creo en todo. Por ti me gustaría volver a ser joven; me gustaría ser tímida, pura y virginal para ti. Vamos, Adán. Hemos extraído de este lugar, de este momento, lo hemos extraído, cuanto puede dar. Aquí no hay nada más. Vámonos.
ADAN: Confía en mí.
BEATRIZ: Que confíe en ti? Ah! En ti confío completamente. Podría desgarrarme por ti, podría volar por ti. Soy una flor, me ves, Adán? Mira como me abro. Obsérvame. Estoy floreciendo. Mírame, mírameeee.
BEATRIZ SE YERGUE MUY ALTA Y LENTAMENTE SE DESPEREZA EN DIRECCION AL SOL. EL MOVIMIENTO DE SU CUERPO HACE JUEGO CON LAS PALABRAS QUE DICE GRITANDO. DA LA CARA AL SOL. ADAN LA OBSERVA VOLVIENDOSE HACIA EL ASTRO Y DANDOLE A EL LA ESPALDA. SE VUELVE Y SE ALEJA DE ELLA. QUEDAN INMOVILES EN ESTA POSICION, COMO CONGELADOS. EL SOL SE PONE. VUELVEN LAS PAREDES Y LOS MUEBLES. PASAN DIAS, HASTA SEMANAS.
ADAN: Hay dos clases de amor y hay dos clases de mujeres. La mujer cuyo amor tienes en torno, manteniéndose a distancia por miedo a que el calor te queme; y de ese calor tú surges despacio, confiado, tan seguro como la simiente en su matriz. Y la mujer cuyo amor es un sol opresivo que quema el aire que te rodea al extremo que no te sea posible respirar, se sequen todas las gotas de humedad de tus labios y no puedas hablar. Esa mujer posee una pasión de la cual no hay parte alguna que se relacione con ningún hombre viviente ni que hombre viviente alguno pudiera compartir. Sabes una cosa? Al nacer, llevaba en mi interior una gran risa. Lo podrás creer? Una gran risa, como una bendición. Algunos la amaron, otros la odiaron. Era una especie de incitación, una prueba que medía el valor de la gente como seres humanos; y nunca pude entender en absoluto la desesperación de su amor ni la de su odio. Alguna vez estuviste con una mujer hermosa, una belleza realmente arrobadora, y viste o sentiste las ondas apasionadas de la adoración o del odio que ella concita, y advertiste la forma en que la gente que la rodea experimenta la necesidad irresistible de decir cosas astutas y desagradables para demostrar que no los intimida su belleza? Así sucedía con mi risa. Y ella, no tenía necesidad de compararse con nadie ni con nada porque estaba de tal modo dotada de su propio encanto, de su propia inteligencia...ella también empezó a medirse en base a esa risa. Y por que? Porque era mía, sabes? Yo había nacido con esa risa y ella no podía soportar el hecho de no haber sido concebida con ella, y por eso se midió contra mí y lanzó su desafío contra todo cuanto fuese mío. Encontró enemigos donde no los había y vio traición en todos los actos. Interrumpió todas las sonrisas y entró a sangre y fuego en todos los momentos de paz por nosotros edificados. Y cierta vez, en que yo le escribí desde un lecho de enfermo y la maldije, perdida mi paciencia, ella de pronto se calmó como si quisiese demostrar que en realidad me había concedido aquella risa y solo ella podía cuidarme y restablecer mi salud. Dijo: “Esa risa es nuestro hijo. Ahora, por fin, solo yo puedo cuidarla. Tú eres incapaz”. Pronto sus palabras carecieron de sentido. “Veo a Dios en ti”, solía decir, y luego volcaba su acrimonia en mi labor. Me daba las gracias por darle vida, y después afirmaba jactanciosa que yo era obra suya. Deliraba de gozo y lamentaba, aplaudía y destruía, amaba y devoraba. Loca, loca, loca, loca. Por que destruye una mujer su amor con tan desesperada actitud dominadora? Por que? No tenía razón para desesperarse: yo era suyo. Me pregunto por donde andará ahora. Vaya uno a saber! Presumo que estará contemplando las ruinas de su destrucción: atónita, sorprendida ante el vacío que la rodea luego de toda la violencia de aquellos días. Ofuscada por los trozos y fragmentos de vida que le han quedado. Debe estar diciendo: “Como ocurrió? Que hacía yo?” Sola, inenarrablemente sola. Dios mío, como merece su soledad! Nadie tiene derecho a despojar a un hombre de la risa ni a negar su belleza a una mujer. Merece su aflicción. Y, sin embargo, a pesar de lo que es, hay una parte de su ser que no la merece; yo siempre comprendí. A través de toda esa locura, y ese amor es una locura que tú conoces, una locura, pero a través de todo eso yo comprendí su necesidad de bramar dolida frente a una relación tan tortuosa. Y ella comprendía también. En momentos de paz comprendíamos los dos y nos consolábamos mutuamente. Pero luego se olvidaba, volvía a gritar y yo no podía perdonarle que sus gritos contuviesen tal dolor, que sus heridas no escupiesen sangre clara, sino un veneno y que esto siguiera, siguiera y siguiera implacablemente, destrozándonos a los dos. Dios mío! Como merece su soledad! Y yo? Yo revuelvo el mundo buscando trozos y fragmentos de pasiones viejas, entusiasmos del pasado y ecos de la antigua risa. Pero es en realidad una búsqueda endeble. Veo cosas que desean que ella las vea. Visito lugares que desean que ella esté conmigo. Concibo pensamientos que desean que ella los comparta, que claman pidiendo su alabanza. Todo eso lo hago desde los licores que bebo a los jardines que cultivo, desde los colores que adoro a los humores que conformo; todo, todo es el pálido reflejo de su vívida personalidad. No nos recuperamos nunca, verdad? Con ella la risa se convirtió en ayes de dolor; sin ella la risa desapareció. Nunca, en realidad, nos recuperamos.
CUANDO BEATRIZ SE VUELVE HACIA EL ES UNA NUEVA MUJER. LA PONZOÑA DE SUS PALABRAS HACE JUEGO A LA DUREZA DE SU MIRADA.
BEATRIZ: Tienes la osadía de decirme todo esto?
ADAN: Osadía? Yo confío en ti. Por que “osadía”?
BEATRIZ: No piensas nada que no esté dirigido contra mí.
ADAN: Beatriz!
BEATRIZ: Contra mi! Ni siquiera una sola cosa.
ADAN: Pero yo tengo confianza en ti. Te hago confidencias.
BEATRIZ: Y yo confié en ti. Te confié mi amor.
ADAN: No has entendido.
BEATRIZ: Tú, mi “águila dorada”
ADAN: No es posible que hayas escuchado.
BEATRIZ: Mi marido decía siempre que yo espero demasiado de la gente.
ADAN: Me he expuesto...No es posible que hayas escuchado.
BEATRIZ: Hacer que presencie semejante insensibilidad.
ADAN: Insensibilidad? A eso llamas insensibilidad?
BEATRIZ: Semejante crudeza!
ADAN: Querías mentiras apasionadas?
BEATRIZ: Mentiras apasionadas?
ADAN: Simulaciones sórdidas?
BEATRIZ: Simulaciones sórdidas? Eso fueron nuestros días? Tu canto, tus recitales poéticos, tus declaraciones desde las nubes? Simulaciones sórdidas?
ADAN: Son campos de batalla familiares, Beatriz; no insistamos.
BEATRIZ: Por que no? Tienes miedo de lo que pueda decirse? Mi héroe valiente, mandado por los dioses para protegerme!
ADAN: seamos prudentes, reconozcamos el anuncio. Estamos cansados, no sigamos en estos campos de batalla conocidos.
ADAN RETROCEDE, ALEJANDOSE DE ELLA Y TOMANDO UN CABALLETE Y TELA SOBRE LA CUAL EMPIEZA A PINTAR.
BEATRIZ: Conocido por nosotros dos.
ADAN: Por nosotros dos. Y, por lo tanto, debes entender. Sé generosa y comprensiva. Yo escuché tus lamentaciones; ahora sé buena, escucha mis temores. Mírate. Tiemblas de rabia, ni siquiera escuchas.
BEATRIZ: Oigo todas tus palabras.
ADAN: Oyes lo que quieres oír, comprendes lo que necesitas comprender.
BEATRIZ: Tú ves cosas que desean que ella las vea, concibes pensamientos que quieren que ella los comparta. Lucha conmigo.
ADAN: Tienes razón.
BEATRIZ: Lucha conmigo.
ADAN: He cometido un error.
BEATRIZ: Lucha conmigo.
ADAN: Fui insensible. Lo lamento. Ahora dejemos que este día pase.
BEATRIZ: Ah, no! No me despidas de esa manera. Tengo derecho a que me contestes. Te he dado mi amor, tengo derecho a ser consolada.
ADAN: Derechos? Derechos? Dios mío! Derechos!
BEATRIZ: Tienes miedo.
ADAN: Un árbol en crecimiento oculta el sol.
BEATRIZ: Yo levanté los brazos hacia el sol y tú sentiste miedo.
ADAN: Si, miedo. Repara en la forma en que lo has sabido.
BEATRIZ: Yo crezco y tú te aterras.
ADAN: Si, si, me aterro; y dejo de fingir toda esa inocencia.
BEATRIZ: Pobrecito!
ADAN: Cada vez que una mujer levanta los brazos hacia el sol en demanda del hombre que desea, se produce un enorme grito de batalla y la guerra se desata.
BEATRIZ: Eres una pobre cosa patética!
ADAN: Y yo trato de creer que no puede ser verdad, que no puede ser siempre verdad, pero lo es. Sigue y sigue.
BEATRIZ: En ti no hay lucha ni amor. PAUSA.
ADAN: Que no hay amor en mi? Tú lo crees? Yo no lucharé contigo, Beatriz; no soy patético ni
tengo miedo, tan solo estoy cansado. PAUSA LARGA.
BEATRIZ: Por que pintas? Siendo profesor de palabras, por que borroneas telas? No lo haces muy bien.
ADAN: Tu desprecio es demasiado rebuscado para mi.
BEATRIZ: No es desprecio, lo que pasa es que no sabes pintar. Que falta te hacen esos hobbies? No te adoran bastante tus alumnos? No eres la gran autoridad en poetas románticos? A que responde esta necesidad de pasatiempos para fines de semana?
ADAN: Estoy cansado, Beatriz, cansado y enfermo.
BEATRIZ: Enfermo?
ADAN: Siento como si mi cuerpo quisiera desmenuzarse.
BEATRIZ: Psicosomático. Yo te veo completamente sano. No puedes esquivarme refugiándote en la enfermedad.
ADAN: Como sería posible que yo, que yo vuelva a cometer el mismo error?
BEATRIZ: Pobre Adán!
ADAN: No dices “pobre Beatriz”?
BEATRIZ: Por que había de decirlo?
ADAN: Si, tienes razón. Por que habías de decirlo?
AHORA NO SE MIRAN DE FRENTE. SIGUE UN LARGO SILENCIO.
BEATRIZ: Adán! Tengo frío.
ADAN: Las hojas caen, sopla un viento fuerte.
BEATRIZ: Necesito algo que me dé calor. SILENCIO. No se te ocurre ahora ninguna sugestión? Tu dama siente frío. Ya no hay un guardián que la atienda? SILENCIO. Y tu silencio es aún más frío. Adán, tu pobre dama siente frío.
ADAN: Tengo esto.
DE UN CAJON SACA DOS PULLOVERES. UNO ES MARRON, EL OTRO ES DEL COLOR DE LA HERRUMBRE. EL PRIMERO LO VISTE EL Y PONE EL OTRO A BEATRIZ. AHORA ESTAN VESTIDOS EN LOS COLORES DEL OTOÑO: VERDE, ORO, MARRON Y HERRUMBRE.
BEATRIZ: Por que no me das calor?
ADAN NECESITA HACERLO, PERO SIENTE MIEDO Y FINALMENTE LA TOMA EN SUS BRAZOS. LA BESA; UN BESO MUY LARGO. CAMBIA LA LUZ. PASAN LOS DIAS Y HASTA LAS SEMANAS. DE PRONTO ADAN CAE EN LOS BRAZOS DE ELLA COMO SI ESTUVIESE INSENSIBLE.
BEATRIZ: Adán! Ahora te da por los juegos? Adán! En realidad esto es muy infantil y candoroso, pero yo soy una mujer madura y los juegos me irritan. ESPERA. Adán, no me enfades, por favor.LO BAJA AL SUELO Y SE ALEJA PARA PRESTAR ATENCION AL CUARTO. Sé que quieres alegrarme, Adán; pero me temo que algunos de tus juegos no estén bien para la edad que tenemos. Adán! Adán! AHORA ELLA SE ACERCA A EL Y LE HACE DARSE VUELTA. Dios mío! Como has empalidecido! ADAN! LUCHA POR LLEVARLO A UN DIVAN Y LE POSA UNA MANO EN LA FRENTE. Pero no se advertía ningún indicio. Que enfermedad has contraído, niño tonto? Nada se notaba. Toda esa fiebre...Dios mío, que fiebre! LE ECHA UNA MANTA ENCIMA Y LUEGO CORRE UNA MESITA Y UN SILLON AL LADO DE LA CAMA. DE UN APARADOR SACA UNA BOTELLA DE COÑAC Y ALGUNAS PILDORAS, PONIENDO ESTAS EN UN VASO. LUEGO ARRIMA EL VASO A LOS LABIOS DE ADAN. CUANDO EL HA BEBIDO ALGO, ELLA LO BESA. DURANTE LAS PALABRAS QUE SIGUEN, LA LUZ VUELVE A CAMBIAR Y DENOTA SEMANAS QUE ELLA PASA CUIDANDOLO. Te quiero tanto, tanto! Moriría por atenderte. ADAN SE MUEVE Y MURMURA ALGO. Estoy aquí, amor mío, estoy aquí. No hace falta que grites. Calla. Quédate quieto, estoy aquí, tócame. AHORA ELLA SE ECHA UNA MANTA A LOS HOMBROS, Y SE SIENTA AL LADO DE EL, ESPERANDO QUE SE RECUPERE. Como desearía poder cantar ahora! Tienes razón, es una especie de mutilación eso de
que tu voz no sea capaz de producir música. Sabes una cosa? En realidad yo no soy tan traicionera como parezco, tan fría ni tan falta de humor. También a veces se apodera de mí una fiebre y no sé lo que digo. Pero soy siempre sincera, por lo menos conmigo misma, y buena y en realidad...muy cuerda. Pero me siento herida, me hacen sonrojar las arrugas de mi piel, me avergüenzan mis miembros gastados, de segunda mano. De tercera mano para ser más precisa. De tercera mano, heridos y dañados, como un reloj que da la medianoche cuando solo son las seis, y que zumba y ronronea. Pero las agujas marcan siempre la hora exacta. Y si nos hubiésemos conocido antes de conocer a ninguna otra persona, las agujas habrían señalado la hora exacta y la hora exacta habría sonado clara y cristalina. Oh, si tú y yo nos hubiésemos conocido antes de sentir el contacto de otra persona! Tú, Adán, y yo...Que habríamos hecho juntos? Con fuego habríamos abierto por todo el mundo sendas de flores de olor dulce, habríamos escrutado todos sus rincones curiosos, provocado tormentas entre los muertos...Eso es lo que hubiésemos hecho. Sabes que me dijo una vez mi marido? “Eres como una reina sin nación. Y yo detesto las reinas sin nación”. Tenía razón. Una reina sin nación ni rey. Sin hogar y sin hombre que le rinda homenaje. Toda mi vida he buscado paz y majestad; he buscado un hombre que no tuviese miedo y fuese generoso; generoso y no mezquino. No soporto los hombrecitos menudos, apologéticos, tímidos; hombres que se burlan de sí mismos y se ríen de otros; que se deleitan en las caídas y a nada se atreven. Paz, majestad y gran coraje...Cuanto he anhelado esas cosas! En una niebla me abandonó una vez ese hombre, el hombre que yo llamaba Dios; en una larga niebla londinense me abandonó y tuve que volver a mi casa sola y a pie. Paz, majestad y gran coraje. Una vez atravesé corriendo una tormenta de lluvia y quedé parada en un andén de estación, empapada, llorando a mares, implorándole que me llevase, que me llevase, que me llevase consigo. El necesitaba llevarme, lo sé, pero no quiso demostrar su necesidad. Durante una tarde de lluvia yo corrí. A veces me llevaba consigo y caminábamos por las calles de pueblos extraños, descubriendo formas nuevas de las casas y aspirando aires nuevos. Paz, majestad y gran coraje...Jamás! No he encontrado ninguna de esas cosas. Tan amarga desilusión. Amarga. Amarga, amarga, amarga. Y de toda esa amargura crece la crueldad. No es posible entender la crueldad que crece. En mí no fue intencional. Ni siquiera una sola palabra cruel. El lo sabía y yo lo sabía, y los dos sabíamos que lo sabíamos, mas la crueldad seguía. Pero lamentar lo que se ha hecho y lo que está en el pasado no es manera de curar a un inválido, no es verdad? Yo debería estar formulando planes para el mañana, no te parece? Uno para cuando te levantes, para el día siguiente, para el mes siguiente y para todos esos largos años que viviremos juntos. Que haremos durante esos años, Adán? Eh? Todos esos grandes años largos del futuro? Nos dedicaremos a curar los dolores intolerables de este mundo tonto? Yo tengo mis planes, planes en que entran hijos, viajes y la decisión de atreverme a todas esas cosas a que tú no te atreviste antes. Tú tienes planes. Proyectaremos y calcularemos todos los momentos como organizadores de un gran baile en que todos los invitados vengan a rendir homenaje y a compartir la alegría de los dos espléndidos amantes. Y paz, por sobre todo...paz, confianza y majestad y todo ese gran coraje. Ponte bien, niño adorado, y ya verás. Es posible que mi voz no cante, pero canta mi amor. Cúrate. ADAN SE INCORPORA.
ADAN: Cuanto tiempo ha pasado?
BEATRIZ: Han pasado tres semanas.
ADAN: Y tú has estado a mi lado todo este tiempo?
BEATRIZ: Calla.
ADAN: Semanas? Has estado a mi lado todas esas semanas?
BEATRIZ: Si, pero no supongas que haya sido un esfuerzo porque no lo fue. Parece más heroico de lo que es; sufro insomnio, no me costó trabajo.
ADAN: Que extraña fiebre! Nunca había estado tan enfermo.
BEATRIZ: Fatiga, tensión, cosas en realidad muy comunes.
ADAN: Estás tratando de despojar al asunto de su dramaticidad? Me siento muy débil y triste...Disfruto con ello. Teniéndote a mi lado, hay ternura en todas partes de tu ser. Eres como una mujer que acabase de dar a luz...resplandeciente y un poco pagada de sí misma. Yo me siento cuidado y mimado; es agradable, me deleita. ADAN SE LEVANTA AHORA DE SU LECHO DE ENFERMO, CON LA MANTA EN LOS HOMBROS, Y VA A MIRAR POR LA VENTANA. Se acortan los días. Es posible oler que los días se acortan, no es verdad? VA A MIRAR LA TELA QUE ESTUVO PINTANDO. Por supuesto, tienes razón. Borroneo telas. Debería contentarme con las palabras, aun cuando sean palabras de otro.
BEATRIZ: “No desprecies al maestro, pues él te imparte un amor que es el más generoso de todos”.
ADAN: Si fueses siempre así de dulce y generosa!
BEATRIZ: No lo soy? No, no lo soy. Tal vez porque yo borroneo también. Acaso el que sepamos burlarnos de otros no se debe a la enorme pefección con que antes nos burlamos de nosotros mismos? borroneo, y por lo tanto reconozco al borroneador, al diletante. No me contradices? Que poca galantería!
ADAN: Tienes un cerebro original. Sabes lo que pienso. No necesitas de mí para ser adulada.
BEATRIZ: Que equivocado estás! Creyendo que la sinceridad es una insensatez, que equivocado estás! La mayoría de las mujeres necesitan el calor de las mentiras de los hombres. Crees que me satisface oírte decir que tengo un cerebro original? Yo ya lo sé. Pero son mis deficiencias, mis defectos los que necesitan atención. Vuelca en ellos tu posibilidad de estímulo. Tranquilízame, asegúrame que algún día haré que no me aburra, que no siempre despreciaré a los que acuden a mí en busca de consejos.
ADAN: Estuve enfermo? Siento un vacío tan grande en el estómago, me siento tan delgado. Y tú has seguido aquí a pesar del olor y la fealdad de todo eso? Hace ya mucho tiempo que nos conocemos, no es verdad?
AMBOS EN SUS SITIOS SEPARADOS DEJAN CAER LAS MANTAS DE LOS HOMBROS. PASAN LOS DIAS, HASTA LAS SEMANAS.
PREPARATIVOS PARA EL STRUDEL.
ADAN: Hace mucho tiempo que no lo hago. Dos cosas me dejó mi abuela en su testamento, una bolsa llena de monedas de cuartos de penique y la receta para hacer el strudel de manzana húngaro. BUSCA DELANTALES BLANCOS. Toma, tú también necesitas uno. El polvo vuela, te lo prevengo. SE RESTRIEGA LAS MANOS, COMO UN PIANISTA ANTES DE SU CONCIERTO, CON EXAGERADOS MOVIMIENTOS. Sabes una cosa? Mi hijo decía que el viento era negro.
BEATRIZ: Eso es deprimente.
ADAN: No, es positivo. Negro! Estaba seguro, no podía ser de ningún otro color. Negro! Y hasta sonreía como si yo me burlase de él haciéndole una pregunta cuya respuesta eran tan obvia.
BEATRIZ: De que color crees que es?
ADAN: Gris. El viento es gris. Y ahora, en cuanto al milagro.
BEATRIZ: El milagro! Hace tanto tiempo que espero este milagro!
ADAN: Es mágico. Te lo aseguro. Está todo preparado?
BEATRIZ: Tal como tú lo pediste. Manzanas cortadas, nueces limpias.
ADAN: Lo demás?
BEATRIZ: Uvas, azúcar, canela y aceite de oliva.
BEATRIZ SACA ESTOS ARTICULOS DEL APARADOR Y LOS TRAE. ADAN ESTA POR HACER STRUDEL DE MANZANA. EL PROCESO ES MUY DRAMATICO. LA PASTA HA ESTADO “DESCANSANDO” 20 MINUTOS. ADAN ESTA POR TRAERLA A LA COCINA. PERO ANTES PONE UN MANTEL SOBRE LA MESA, COMO EL ILUSIONISTA QUE CUBRE LA SUYA CON UN PAÑO. EL MAGO SE PREPARA! AHORA RETIRA LA PASTA DE LA COCINA; ESTA COLOCADA EN UNA FUENTE, TAPADA CON UN PAÑO QUE ENCIMA TIENE HARINA ESPOLVOREADA. LA PASTA REPOSA CUAL UN PAN REDONDO. ADAN LA LEVANTA DE LA FUENTE, CON ELEGANTES MOVIMIENTOS LA TIRA AL AIRE PARA DARLE VUELTA, AUNQUE DE TODOS MODOS HABRIA PODIDO SEPARARSELA PERFECTAMENTE SI EN LA FUENTE SE HUBIESE PUESTO HARINA, Y ESTA POR COLOCARLA EN EL CENTRO DE LA MESA.
ADAN: La harina! En la cocina, pronto; la llevé allí para espolvorear esta fuente. Por amor de Dios, pronto, que la pasta se está pasando.
BEATRIZ CORRE A BUSCAR LA HARINA Y VUELVE PARA ESPOLVOREAR, ROCIAR Y LLENAR CON ELLA EL MANTEL. ADAN PONE LA PASTA EN EL CENTRO DEL PAÑO, ALARGA LA MANO EN PROCURA DE UN RODILLO, ESPOLVOREA ESTE CON HARINA Y LO PASA RODANDO POR LA PASTA HASTA COMPLETAR LA PRIMERA ETAPA, EN QUE ESTA TIENE FORMA OVALADA.
ADAN: Te gusta? BEATRIZ SE ENCOGE DE HOMBROS. Eres una mujer dificil, Beatriz.
BEATRIZ: Dificil? Que corto de vista! Yo soy suave como esta pasta, y tengo un sabor algo mejor.
ADAN: Has hecho un chiste. Sin proponértelo, pero hiciste un chiste. Es la primera vez.
BEATRIZ: Tu pasta, atiende tu pasta.
ADAN: Dura. No te lo digo como alabanza. Mezquina.
BEATRIZ: Cuando hayas ganado una alabanza, te la prodigaré espléndidamente. La pasta!
ADAN: Aceite, aceite, caliente, de la cocina. ALARGA LA MANO COMO UN MEDICO QUE PIDE EL ESCALPELO, SIN APARTAR LA VISTA DE LA PASTA. ESCEPTICAMENTE, BEATRIZ SE ALEJA DESPACIO Y HACE MUTIS. Muévete mujer, Rápido! ADAN ESTA ENCANTADO Y DA VUELTAS EN TORNO A SU PASTA.
BEATRIZ: GRITA. “Rápido”!
PERO ELLA SE MUEVE CON MAS RAPIDEZ Y LE TRAE EL ACEITE A ADAN. ESTE VIERTE SOBRE LA PASTA LA CANTIDAD QUE CABRIA EN UN DEDAL Y LUEGO LO EXTIENDE SOBRE LA SUPERFICIE CON LA PALMA DE LA MANO.
ADAN: Ah! Quema. Ahora CONSIGO MISMO. Cerciórate de que cubra bien la superficie, haz de manera que se extienda suavemente y...espera. Siéntate ahí tranquila y...mira. MIRA CON AIRE TRIUNFAL A BEATRIZ, QUIEN VUELVE A ENCOGERSE DE HOMBROS. Dura, muy dura.
BEATRIZ: Encuentras deleite en cosas tan pequeñas como éstas.
ADAN: Cosas pequeñas? Cosas pequeñas? No has visto nada, nada todavía. El milagro empieza ahora. Y TIENE MUCHA RAZON; EL MILAGRO REALMENTE EMPIEZA AHORA, PUES ADAN COMIENZA A EXTENDER LA PASTA Y LO HACE AL ACOMPAÑAMIENTO DE PAYASADAS MUY GENTILES; PAYASADAS GENTILES, GENTILES, NO FRENETICAS. Estírate, alma mía, estírate,; no pierdas la humedad, no te endurezcas todavía, no pierdas la humedad. BEATRIZ SE LEVANTA IMPACIENTEMENTE Y VUELCA SU ATENCION EN LAS COSAS DEL CUARTO. Por que sigues vaciando ceniceros y limpiando el cuarto? Quédate quieta y obsérvame.
BEATRIZ: El polvo me hace daño.
ADAN: No puedes aguantar el desorden, verdad?
BEATRIZ: Si, puedo aguantar el desorden; lo único que no soporto son el polvo y las cosas feas.
ADAN: Eres tan exigente!
BEATRIZ: No. Ser exigente es cosa de pedantes. Yo no soy pedante, soy justa solamente.
EL LA TRAE DE VUELTA A LA SILLA PARA CONSEGUIR QUE ELLA MIRE ANTES DE VOLVERSE A SU TRABAJO.
ADAN: Un agujero! Maldición! Un agujero! Falta de practica. De todos modos, no es grande. Tengo que mantenerme alerta, tengo que corregirlo si se agranda.
BEATRIZ: Estoy segura que las payasadas y los gestos no son indispensables.
ADAN: Cruel. Eres cruel y dura. Toma, bebe un poco de leche, suavízate.
BEATRIZ: No soporto la leche. Es para mujeres que tiran jabalinas, yo prefiero limones.
ADAN: Agria. Agria y dura. Tus ojos deberían estar agrandándose, agrandándose más y más, deberías sentirte sorprendida de mi habilidad.
BEATRIZ: Confieso...que es fascinante.
ADAN: Que de mala gana lo dices! Maldición, otro agujero! Pequeño, por suerte es pequeño. Ah uh! Ah uh! ADAN HA LLEGADO AL PUNTO EN QUE PUEDE GOLPEAR LA PASTA COMO
LA SABANA DE UNA CAMA, PARA ENDEREZARLA. No es un espectáculo maravilloso?
BEATRIZ: Muy inteligente, si.
ADAN: Caramba! Estás irritada.
BEATRIZ: De veras?
ADAN: Por que estás irritada?
BEATRIZ: Mira, otro agujero. Presta atención a los agujeros.
ADAN: Por que estás irritada?
BEATRIZ: Perdóname, no puedo compartir tu milagro.
ADAN: Claro que puedes. Aprende, puedes aprender, no es verdad? Mañana harás uno. Sientes envidia, no?
BEATRIZ: Envidia!
ADAN: Ja, ja! Siente envidia. Estírate, belleza mía, estírate, estírate. Te conté lo que me pasó en mis días de estudiante? Lo de aquella vez en que casi incendio la cocina en que trabajaba? Volqué una canasta llena de papas fritas húmedas en grasa que estaba hirviendo. No te rías. Yo creía que las papas fritas húmedas enfriarían la grasa; nadie me había dicho que cuando pones agua en la grasa hirviente, ésta arde.
BEATRIZ: que pasó?
ADAN: Ardió. Yo me quedé inmóvil, mirando las llamas, hipnotizado. Los chefs y los encargados de la conservación corrieron de un lado a otro gritando y tratando de extinguir las llamas con una substancia pegajosa, pero yo seguía inmóvil, mirando. Por supuesto, la sorpresa me había paralizado y permanecí quieto y callado, y todos los demás me creyeron tranquilo. Terminé siendo un héroe. Bueno, ya está. Solo unos pocos agujeros. Ahora las manzanas. SIEMBRA DE RODAJAS DE MANZANA EL BORDE DE LA MESA. Canela. ESPOLVOREA CON CANELA. Nueces. COLOCA LAS NUECES. Uva. ESPARCE LOS GRANOS DE UVA. Azúcar. SE OCUPA DEL AZUCAR. Más canela. ADAN PONE OTRA CAPA DE CANELA, ESPOLVOREANDOLA. Ahora a recortar los bordes. TOMA UN CUCHILLO Y RECORTA LOS BORDES GRUESOS DE LA PASTA QUE CUELGAN EN TORNO DE LA MESA. A hacer el enrrollado ahora. ADAN TOMA DE AMBOS EXTREMOS EL MANTEL SOBRE EL CUAL ESTA LA PASTA Y CON SUAVIDAD HACE QUE ESTA SE ENRROLLE, METIENDO EL CONTENIDO DEL STRUDEL EN UN CAÑO LARGO. CUANDO HA TERMINADO ESTO, PONE APRESURADAMENTE MAS ACEITE DE OLIVA EN LA SUPERFICIE DEL LARGO STRUDEL, ESPOLVOREA CON MAS AZUCAR EL ACEITE, CORTA EL TOTAL EN TRES PEDAZOS, COLOCA LOS TRES PEDAZOS EN UNA FUENTE PARA EL HORNO Y, VELOZMENTE, INTRODUCE EN EL HORNO TODO ESTO CERRANDO LA PUERTA CON FUERZA Y CON AIRE TRIUNFAL. Dime ahora, por que estabas tan irritada?
BEATRIZ: Porque te veía tan absorto.
ADAN: Pero lo hice por ti. Para que mirases. Para que tú aprendieses, para que tú comieses.
BEATRIZ: Tal vez sea así como empezaste pero a la mitad del camino, yo...
ADAN: Que? A la mitad del camino tú...?
BEATRIZ: Me da vergüenza.
ADAN: Tú...?
BEATRIZ: Sentí miedo.
ADAN: Miedo?
BEATRIZ: Oh! No sigas, oh, no sigas. Si no puedes entender, no sigas.
ADAN: No puedes despecharme así tan fácilmente. Yo necesito entender.
BEATRIZ: No debería tener necesidad de explicártelo.
ADAN: Está bien, soy un tonto. Dímelo.
BEATRIZ: Tú quieres justamente que yo te lo diga, no es así?
ADAN: Si.
BEATRIZ: Entiendes, no es cierto?
ADAN: Si.
BEATRIZ: Es tu risa. No puedo soportar tu risa, no es natural. Ahuyenta a todo el mundo.
ADAN: Todo el mundo?
BEATRIZ: Bueno, a mi, entonces.
ADAN: Te sabe mal mi risa?
BEATRIZ: En todo momento. Todos los toques, todas las ideas, todos los sentimientos, todos los segundos debes dármelos a mi.
ADAN: Y entonces llegaría un momento en que huirías acobardada de todos los contactos, te burlarías de todas las ideas, y te ofenderías de todos los sentimientos.
BEATRIZ: Ese es el momento que tú temes?
ADAN: Si.
BEATRIZ: Me crees capaz de esa ofensa?
ADAN: Todas las mujeres.
BEATRIZ: Ya entiendo.
LA LIMPIEZA HA TERMINADO. SE SEPARAN. PASAN DIAS, HASTA SEMANAS.

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