lunes, 21 de mayo de 2007

Primavera. las cuatro estaciones

PENETRA EN EL CUARTO Y LO RECORRE DE LADO A LADO UN RAYO LARGO DE LUZ DE SOL. ES DE MAÑANA. BEATRIZ ABRE LOS OJOS. AL PRINCIPIO ESTA SORPRENDIDA Y LUEGO COMPRENDE DONDE SE ENCUENTRA. MUY SUAVEMENTE LEVANTA LA CABEZA DE ADAN, PONE SU MANTA EN FORMA QUE LE SIRVA A EL DE ALMOHADA DONDE ESTABA EL REGAZO DE ELLA, CORRE A UN LADO LA SILLA Y SALE DE LA CASA. DURANTE LA AUSENCIA DE BEATRIZ, AUMENTA LA INTENSIDAD DE LA LUZ SOLAR Y EL CUARTO ES TESTIGO DEL INVIERNO QUE PASA. PRONTO REGRESA ELLA, TRAYENDO EN SUS MANOS UN RAMO GRANDE DE CAMPANILLAS. COLOCA ESTAS ENCIMA DE ADAN, QUE SIGUE DORMIDO, HASTA ADORNARLO DE LA CABEZA A LOS PIES, Y EN EL INSTANTE EN QUE PONE LA ULTIMA FLOR, ADAN SE DESPIERTA.
ADAN: Nadie me había hecho algo tan bello desde...
BEATRIZ: Ves lo que ofrecemos a las personas que deseamos confortar? Los gestos comprobados del amor.
ADAN: Adornabas con campanillas a tu amante?
BEATRIZ: Todas las mañanas.
ADAN: Y de noche?
BEATRIZ: Untaba mi piel con un perfume diferente.
ADAN: Lo adorabas?
BEATRIZ: Que otra cosa se hace con el hombre a quien una ama?
ADAN: Algunas mujeres hacen que sus amantes esperen y ofrecen el amor como si le hiciesen un favor.
BEATRIZ: Eso lo hacen tus prostitutas y mujeres perdidas, pero no las mujeres verdaderas.
ADAN: Entonces tú eres una mujer rara. Que pasa ahora? Otra vez has bajado la cabeza.
BEATRIZ: Tantas personas me han considerado una mujer rara!
ADAN: Pero no lo eres? Das la impresión de sentirte tan segura, tan confiada y aun tu silencio era tan confiado. Fíjate. Tienes piel suave, tus mejillas trasuntan orgullo, tu mirada es penetrante...Uno se da cuenta. Demasiado penetrante quizás, demasiado inteligente; pero triste también, y con tal cansancio, un tal cansancio agobiador y mundano. Salta a la vista.
BEATRIZ: No tienes miedo?
ADAN: Oh, si! Por supuesto. Deseo echar a correr y cambiarme de ropa. La que llevo es inadecuada y tiene forma fea. Las ropas que visto corresponden a un empleado del municipio o a un agente de empresa inmobiliaria, pero ahora tengo la sensación de que deberían pertenecer a un príncipe. Me siento torpe y descuidado. El cepillo con que te cepillé el cabello está hecho de nylon y me parece que debería ser hecho de cerda. Mis guantes son de resina y tengo la sensación que deberían ser de cuero. Y la forma en que tú sostienes la cabeza y me miras fugazmente, aun eso me induce a dudar de lo que siempre he pensado. Estoy asustado, intimidado, pero, que debo hacer? Eres una mujer rara.Mira, otra vez has doblado la cabeza. Es por algo que yo he dicho? Vas a volver al silencio? Es por algo que yo he dicho, no es verdad?
BEATRIZ: No debes...
ADAN: No debo que?
BEATRIZ: No debes...
ADAN: Que? Que? Que no debo yo?
BEATRIZ: Suavemente, Adán, suavemente. Debes concederme...
ADAN: ...el mundo entero. Todo el mundo te concederé. Como negártelo? Mira el sol, mira la mañana, es una mañana para ofrendas. El mundo entero te ofreceré con solo que lo pidas. Pídelo
nada más. Mi madre solía preguntarme: “Me amas?” y yo respondía: “Sí!” Y entonces ella decía: “Cuanto?” Y yo contestaba: “Seis peniques”. Ella decía entonces: “Nada mas que eso?” Y yo replicaba: “Dos chelines y seis peniques”. “Nada mas?” Preguntaba ella. Y mi respuesta era: “Todo el mundo, entonces. Te amo como todo el mundo, todo el mundo, todo el mundo, todo el mundo”. Que más puedo ofrecerte? Cuatro peniques para una taza de té? La crema de la leche? Te lo doy, además del sol y la mañana entera.
BEATRIZ: Me ahogarás en tus palabras.
ADAN: Eso es lo que siento, que puedo hacer? Te turbo?
BEATRIZ: No.
ADAN: Te abrumo?
BEATRIZ: No.
ADAN: Entonces da las gracias a Dios y deja de quejarte...Tal es lo que yo siento. Después de un invierno de silencio, eso es lo que siento. Deja de quejarte. LLEGA DE FUERA UN RUIDO TERRIBLE DE ALGO QUE CHOCA O SE ESTRELLA. ADAN VA A VER QUE HA SUCEDIDO. VUELVE PRONTO, TRAYENDO UN CAÑO DE DESAGÜE CAIDO Y ALGUNAS RAMAS ROTAS. Llega la primavera y es hora de reparar los destrozos del invierno. MIRA EL CUARTO, RECORRIENDOLO CON LA VISTA, Y AL VER UN PERCHERO ROTO, PONE ENCIMA EL CAÑO Y DENTRO DE ESTE LAS RAMAS. AHORA EN LA HABITACION HAY UN “ARBOL”, Y CUANDO LAS PAREDES, DESPUES DE ESTO, SE DESPLAZAN HACIA LOS COSTADOS, SE CONVIERTE EN ARBOL DE UN PAISAJE CAMPESTRE. Te sientes a gusto?
BEATRIZ: Tu orden es mi deseo.
ADAN: Ya veo. Así debe ser, no es verdad?Siempre una mujer que ofrece obediencia provoca sospechas en mí. Sin embargo, me arriesgaré, volveré a arriesgarme. Quieres que haga el pedido? Lo haré. Ante todo: Comida. Prepara comida. Sabes cocinar?
BEATRIZ: Puedo hacer la prueba. VA A LA COCINA Y LE ENSEÑA EL INTERIOR. Servirá esto?
ADAN: Huele a plato italiano. Que es? Sabes cocinar.
BEATRIZ: Que razón hay para que supongas que no sé, y que no sea capaz de llevar una casa? Tomas mi silencio por falta de capacidad.
ADAN: Me engañas. No quiero engaños. Para obediencia y falsas modestias...no tenemos tiempo.
BEATRIZ: Vamos! Si yo tengo falsa modestia, tú tienes falsa inocencia.
ADAN: Aaaaah!
BEATRIZ: Te ha dolido?
ADAN: Si. Querrías que me doliese?
BEATRIZ: Perdóname. Son antiguos reflejos.
ADAN: pero fue tan súbito, tan rápido.
BEATRIZ: He perfeccionado el hábito. Perdóname.
ADAN: Me pones en guardia.
BEATRIZ: Por favor, no estés en guardia.
ADAN SE APLACA Y PONE LA MESA CON MUCHO FLOREO. EXTRAIDOS DEL APARADOR, SALEN A RELUCIR UN ESPLENDIDO MANTEL BLANCO, CUCHILLERIA Y VAJILLA.
ADAN: Estoy famélico. Sería capaz de comer un centenar de carneros y beber un centenar de vasos grandes de cerveza. Sabes cuantas piedras saqué del césped de ese jardín esta mañana?
BEATRIZ: Cuantas?
ADAN: Adivínalo.
BEATRIZ: Como puedo adivinarlo?
ADAN: Adivínalo, dí una cantidad.
BEATRIZ: No me gustan los juegos, Adán.
ADAN: Si...practica juegos. Por que no? Es que nunca el pesimismo pierde su atractivo para ti?
Prefieres la morbosidad? Juega, yo estoy cansado de ser morboso. Juega. Deja que se vaya el frío.
BEATRIZ: El frío?
ADAN: Frío, lo que sea...
BEATRIZ: Hielo.
ADAN: Hay alguna diferencia?
BEATRIZ: No conoces la diferencia? PAUSA.
ADAN: Sin embargo, a ver si adivinas.
BEATRIZ: Veinte?
ADAN: No.
BEATRIZ: Cincuenta?
ADAN: No.
BEATRIZ: Quinientos entonces?
ADAN: Mil ciento noventa y siete y media.
BEATRIZ: Y media?
ADAN: Había una piedrecita rajada, azul por efecto del frío. La volví a enterrar.
BEATRIZ: Lamentablemente, en la aldea no encontré muchos vinos entre los cuales elegir. Sólo éste.
ADAN: Deja de disculparte.
BEATRIZ: Y éstos, mira; había una pequeña tienda de antigüedades y los compré baratos.
ADAN: Servilleteros! Estamos poniendo casa! Son de plata?
BEATRIZ: Además, georgianos.
ADAN: Tú lo sabes?
BEATRIZ: Muy baratos, te lo aseguro. El pobre ignoraba lo que eran.
ADAN: Por consiguiente, has tenido que comprar servilletas.
BEATRIZ: Estás enojado?
ADAN: Enojado?
BEATRIZ: Por mis derroches?
ADAN: Deja de disculparte. Estamos instalando un hogar. Ropa blanca! Esto será un banquete real.
BEATRIZ: Y perdóname, pero también encontré este pullover. Me pareció que te quedaría bien. Te gusta? No te resulta presuntuoso? Sentiría que tú...
ADAN: Por favor, por favor. No soporto que trates de disculparte continuamente. Sabías que me quedaría bien.
BEATRIZ: No siempre estoy segura en cuanto a las personas; a todos no gustan las cosas que se les compran o se eligen para ellos.
ADAN: No todos aceptan que una elección ajena esté acertada. PAUSA. De que color pintaremos estas paredes?
BEATRIZ: Blancas.
ADAN: Y cual deberá ser el color de las cortinas?
BEATRIZ: Dorado.
ADAN: Y las fundas de los muebles?
BEATRIZ: dorado también.
ADAN: Te sientes tan segura! Con que rapidez contestas!
BEATRIZ: Es una virtud que no tiene importancia.
ADAN: Gracias. SE ACERCA PARA BESARLA. No, no te tocaré. No quieres sentarte?
CEREMONIOSAMENTE, ADAN CORRE UNA SILLA PARA ELLA, DESTAPA LA BOTELLA DE VINO Y SIRVE PARA AMBOS. LUEGO LLEVA SU SILLA AL OTRO EXTREMO DE LA MES LARGA.
ADAN: Por quien o por que deberemos brindar?
BEATRIZ: Tal vez debamos levantar los vasos y no tentar al destino.
ADAN: Sigues teniendo miedo?
BEATRIZ: Miedo? No tengo miedo ni soy valiente. No siento nada. Bebamos simplemente.
LEVANTAN EN ALTO LOS VASOS Y BEBEN LENTAMENTE, PERMANECIENDO INMOVILES DESPUES QUE LOS VASOS HAN SIDO VACIADOS. Sabes que me dijo una vez mi marido? Pues dijo: “Eres igual que una reina sin nación. Yo detesto las reinas sin naciones”. El no sentía nada y yo no sentí. Pasamos los últimos años viviendo en una fría mentira cortés.
ADAN: Pero tu amante?
BEATRIZ: Era líder de hombres.
ADAN: Era o tú deseabas que fuese?
BEATRIZ: Eso es precisamente lo que él hubiese preguntado.
ADAN: Entonces lo conozco, te conozco, y conozco todo lo que pasó entre ustedes dos. Ahora te has puesto trágica.
BEATRIZ: Ni trágica ni alegre. Me siento indiferente. BEATRIZ LLEVA SU VASO Y BEBE A SOLAS. PERMANECEN SENTADOS EN SILENCIO. LA INDIFERENCIA DE ELLA SE CONVIERTE EN IRA. Eso! Eso, más que cualquier otra cosa, es lo que yo no puedo perdonar. Me hacía sentir la indiferencia. Una mujer como yo, yo...indiferencia! Es cosa que no puedo soportar. Lo desprecio; desprecio al hombre que tiene la osadía de hacerme sentir su indiferencia, lo desprecio.
ADAN: Beatriz...!
BEATRIZ: De mi marido no esperé nada más, pero de él...
ADAN: No hablas CONMIGO, Beatriz.
BEATRIZ: De él...menospreciar la adoración que yo quise profesarle!
ADAN: No me hablas a MI.
BEATRIZ: No encontrará ninguna, ninguna que tanto le ofrezca.
ADAN: Beatriz!
BEATRIZ: Busque cuanto busque, y por mucho tiempo que lo haga, no encontrará. ADAN SE LEVANTA Y EMPIEZA A QUITAR LA MESA. Perdóname.
ADAN: He traído pintura; tenemos que pintar la casa.
BEATRIZ: Soy aburrida, no es verdad?
ADAN: De arriba a abajo. Tenemos que pintar la casa desde el techo al suelo si queremos vivir en ella juntos todo el año.
BEATRIZ: Eres tan bueno y yo soy tan aburrida! No quise causarte dolor.
ADAN: Daremos la bienvenida a la primavera con esas paredes blancas.
BEATRIZ: Yo no quiero causar más dolor a nadie. Perdóname.
ADAN: Daremos la bienvenida a la primavera con paredes blancas, y al verano, con cortinas doradas.
BEATRIZ: Recorreré las tiendas buscando cositas y retazos que trabajaré yo misma.
ADAN: Que más puedo hacer? No sé que otra cosa puedo hacer. Todo es confusión.
BEATRIZ: Te aseguro, te aseguro.
ADAN: Siento una necesidad desesperada de proporcionar un goce, de volver a provocar risa, de curar a alguien. No es evidente?
BEATRIZ: Yo necesito que me cures, eso no es evidente también? Estoy harta del sonido de mi propia voz. Necesito ser curada, he destruido un matrimonio y malogrado un amante...necesito ser curada.
ADAN: Tienes ojos preciosos, manos preciosas.
BEATRIZ: Vuelve a decírmelo.
ADAN: Tienes labios divinos.
BEATRIZ: Otra vez, otra vez.
ADAN: Cabello y cutis...
BEATRIZ: Dímelo, Adán, Dímelo, Adán.
ADAN: Los vientos ruidosos te transportan.
BEATRIZ: Cúrame.
ADAN: Los grandes dioses te reclaman.
BEATRIZ: Cúrame.
ADAN: Si yo...Me sentaré a tus pies y te protegeré contra todos los terrores. PAUSA LARGA.
BEATRIZ: Y, sin embargo, no sientes nada de esto, verdad?
ADAN: Nada de eso.
BEATRIZ: Cuanto valor necesitas para decir esas cosas!
ADAN: Es necesario que sea valiente?
BEATRIZ: Yo necesito que lo seas.
ADAN: Yo necesito serlo.
BEATRIZ: Ahora mírate. Tu cara es la que se desintegra.
ADAN: Supongo que yo, en realidad, no creo en los grandes dioses.
BEATRIZ: Crees, si. Veo que crees. Yo creo en ti.
ADAN: Pobre Beatriz! Necesitas creer que yo creo, no es verdad?
BEATRIZ: Si.
ADAN: Y supongo que yo necesito que se crea en mi. Oh, dioses! De que manera seguimos! Esto debe cesar...esto de alentarnos nuestras recíprocas miserias. A ver cuanto tiempo podemos mantenernos alejados de la morbosidad. Manejas pinceles?
BEATRIZ: Puedo hacer la prueba, mi señor.
ADAN: Yo soy tu señor?
BEATRIZ: Si.
ADAN: Tu señor verdaderamente, verdaderamente?
BEATRIZ: Verdaderamente, verdaderamente.
ADAN: Entonces toma este pincel. TRAE DE LA COCINA PINCELES Y UN BALDE DE LECHADA; ADEMAS, DOS DELANTALES BLANCOS. Ponte esto. SE VISTEN DE BLANCO, TOMAN UN PINCEL Y LUEGO SE VUELVEN, CADA UNO DE UN MODO DISTINTO, BUSCANDO LA PARED EN QUE EMPEZAR. Esta?
BEATRIZ: No, ésa.
ADAN: DESPUES DE UNA PEQUEÑA PAUSA. Esa, entonces. ATACAN LA PARED.
“Siendo yo un muchacho tímido y poca cosa,
y el menos festejado en la grey de la parroquia
(dijo suspirando el viejo ariete que moría por falta de mujeres),
receloso y en puntillas penetré en el bosque de grosellas,
la imprudente lechuza graznó delatora,
ruborizado pasaba junto al sitio en que mujeres corpulentas
jugaban a los bolos en el terreno a que acudía la gente común,
mas las noches de domingo en que funcionaba el sube y baja,
hacía el amor a cuantas mis perversos ojos codiciaban,
amándolas durante toda una luna y luego abandonándolas,
jóvenes hechas mujeres, con sus envolturas de hojas verdes,
entregadas a su dolor, en el bosque negro como el carbón.
Siendo un hombre borrascoso y medio...”
BEATRIZ: Recita.
ADAN: “Y la bestia negra de los bancos de coleópteros”.
BEATRIZ: Canta.
ADAN: “(Suspiró el viejo ariete, que se moría por falta de rameras)”
BEATRIZ: Que otra cosa haces?
ADAN: Bailo.
BEATRIZ: Y que más?
ADAN: Toco el piano, la trompeta y el arpa.
BEATRIZ: Y que más?
ADAN: Pinto, construyo represas y manejo naves espaciales.
BEATRIZ: Luego también estudiaste ingeniería?
ADAN: Y tejo tapices.
BEATRIZ: Grandes?
ADAN: Vastos e intrincados.
BEATRIZ: Llenos de fantasías?
ADAN: Si, pero, como lo sabías?
BEATRIZ: Es tanto lo que ya sé de ti!
ADAN: Y tú?
BEATRIZ: Yo? Ah! Ninguna de esas cosas. Los hombres se acercan a mi con sus ideas, los políticos con sus dudas y los poetas piden mi alabanza. Mi hogar se llena de personas que buscan consuelo porque saben que mi instinto acierta. Ignoro como, pero sé lo que está bien. Que mujer corresponde a cada hombre; la comida que se debe servir en una reunión; la fuerza de un argumento; el tamaño de un cuadro para una pared. Pero en cuanto a mi? Revoloteo entre un gran plan y el siguiente y no fijo mi mente en ningún lugar; y, sin embargo, sé que en mi dedo meñique tengo toda la energía, el buen gusto y el talento necesarios para modelar tantas cosas, Oh, Dios mío! Tantas cosas...
ADAN: Canta, es forzoso que sepas cantar.
BEATRIZ: Ni siquiera eso. Creo que podría, e incluso hacer que la voz raspase en mis oídos, de regreso, a través de un grabador. Como quiera que sea no logro al parecer formar las notas. Sale una especie de quejido, un gorgoteo, algo así como un jadeo en busca de aire.
ADAN: Eso me resulta triste. En realidad, podría hacerme llorar eso de que una voz logre tan sólo jadear en busca de aire cuando quiere cantar. No te creo. Todos cantan, nunca supe de nadie que no pudiese cantar. Pero si hasta debió ser el primer sonido del primer hombre.
BEATRIZ: No lo fue, sabes? El primer hombre emitió un largo quejido y echó a correr dando vueltas aterrado. Debe haber sido la impresión más dolorosa del mundo en aquel momento. Estaban su esposa y sus hijos...y él corrió, corrió un trecho largo, muy largo. Corrió.
ADAN: Te equivocas! No fue un quejido de terror, fue un grito de alegría, un gran salto en el aire. Sólo pareció que corría un trecho largo porque se perdió en medio de toda la emoción.
BEATRIZ: A TRAVES DE SU SONRISA. Eso no lo crees realmente, verdad, Adán?
ADAN: Si te enseño a cantar me creerás?
BEATRIZ: No es posible, sé que no lo es.
ADAN: Si doy a tu garganta una docena de notas me creerás?
BEATRIZ: Eres muy bondadoso, pero...
ADAN: Me creerás?
BEATRIZ: Yo...
ADAN: Me creerá? ELLA SE RESIGNA. ADAN TARAREA UNA ESCALA MELODICA. Prueba esto. DE LA GARGANTA DE BEATRIZ SALE UNA QUEJA ESPANTOSA.
BEATRIZ: Yo debo estar loca. Créeme, Adán. Me siento turbada.
ADAN: No escuchaste. Para haber producido un sonido así, quiere decir que no has escuchado.
BEATRIZ: Escuché, créemelo, te oí, pero no pude repetirlo. Te oí.
ADAN: Otra vez! Y VUELVE A TARAREAR LA MISMA ESCALA.
BEATRIZ: Por favor, no insistas.
ADAN: Otra vez. TARAREA. ELLA HACE LA PRUEBA, Y OTRA VEZ DE SU GARGANTA SALE UN EXTRAÑO SONIDO GUTURAL. Pero no estás escuchando...Todos cantan.
BEATRIZ: Lloraré; si sigues, lloraré.
ADAN: Es como no tener ojos o ser rengo. Que haces a los niños si no sabes cantarles una canción de cuna?Que sonido emites cuando hueles las primeras flores?
BEATRIZ: No puedo, no puedo; eso es lo que me sucede, que no puedo. Ningún sonido, no emito sonido alguno, tan sólo un quejido vago o el silencio. Destruí un matrimonio y malogré un amante. Ahora déjame a solas, maldición!, déjame a solas.
ADAN: Cállate entonces. Perdóname.
BEATRIZ: Pues bien, no puedo. No puedo cantar.
ADAN: Perdóname.
BEATRIZ: Nunca pude.
ADAN: calla.
BEATRIZ: Crees que no he hecho la prueba? He hecho la prueba una y otra vez, pero, sencillamente, no puedo.
ADAN: Perdón. Dios mío! No podemos tocar nada que no explote?
BEATRIZ: Nada. Tampoco hubo nada que él ni yo pudiésemos tocar y no explotase. Que luchas sostuvimos! Yo creí ver a Dios en él, pero luchamos. El niño de las alas. Solía sentarme a sus pies, literalmente hablando, acurrucada en el suelo, abrazándolo. “Levántate”, me decía, pues a él le daba mucha rabia, “levántate, no sigas arrodillada, ninguna mujer debe arrodillarse ante un hombre”. Jamás creyó merecer tanta devoción; lo turbaba.Y yo estaba muerta, era un pedazo de nada hasta que él me tocaba, me hablaba o me miraba. Aun su propia mirada era un abrazo. Yo le insistía en que me diese a conocer todos sus pensamientos, ansiosa por penetrar cuanto pasaba por su cerebro, celosa ante el temor de que pudiese pensar algo que no compartiera conmigo. A veces no pensaba nada y decía: “Vacío! Mi cerebro es un vacío, es forzoso que el silencio denote siempre pensamientos profundos, mujer tonta?” Yo le decía que no me importaba, mas no podía apartar mi vista de él. Su cara estaba hecha de amor, a pesar de sí mismo, y yo conocía todas las curvas y movimientos que hacían sus facciones; no sé por que reñíamos. Eso es mentira. Sabía perfectamente por que reñíamos. No podía soportar que sobre él cayese la sombra de otra persona. El sólo oírlo hablar con alguien por teléfono bastaba para que se me erizasen los cabellos en mi nuca. Como se atrevía a suponer que mi intelecto no fuese capaz de aliviar el dolor intolerable de su mundo estúpido? Sabes que hacía yo? Ah! Somos sin duda seres espantosos; me burlaba. Solía burlarme y denigrar a cualquiera que estuviese cerca y fuese querido por él: amigos, parientes, colegas. Hasta a sus hijos, niños amorosos, grandes, inocentes, hasta ellos; no podía soportar que le exigiesen algo. Cuando estaban desesperadamente enfermos, yo desechaba sus quejas como dolencias pueriles, y cuando lloraban porque el padre constantemente estaba fuera, los acusaba de maldad insidiosa. A ninguno perdonaba el látigo de mis desprecios. Pero era conductor de hombres y los conductores de hombres replican a la lucha con nueva lucha. Cada palabra se convertía en una espada, cada espada en una bomba gigantesca que destruía centros nerviosos, que destrozaba el corazón. Nos lanzábamos uno a otro cualquier cosa: verdades, mentiras, verdades a medias...Que más daba, con tal de que fuese ponzoñoso, con tal de que no nos diésemos paz? A veces él cedía por amor a mi, y cuando se suscitaba la lucha siguiente, yo lo acosaba recordándole su anterior rendición; y si no se rendía, decía en tono de acusación que tenía miedo de su esposa. Nada de paz, nada en absoluto, ni para él ni para mi. Es dificil la comunicación humana? No, para nosotros no lo era. Nos comunicábamos demasiado bien él y yo. Finalmente nos volvíamos locos, insanos, dementes. Y por que? Un amor tan desesperado, que luchábamos para que no fuese reconocido, asustados ante la posibilidad de revelarnos lo indefensos que estábamos. Eso no es locura? Debes aceptarlo como tal. Dado que sin amor no siento apetito ni deseo, no soy capaz de nada y no poseo la fuerza necesaria para perdonarme. Ya ves. Sigues queriendo enseñarme a cantar? Enséñame a amarme a mi misma, será mejor...y tal vez entonces cante. ADAN VUELVE AL CUADRO. BEATRIZ LO OBSERVA. Cuanta paciencia tienes! ELLA VUELVE TAMBIEN A LA PINTURA Y AMBOS CONTINUAN EN SILENCIO. POR LO BAJO, ADAN EMPIEZA A ENTONAR LA CANCION QUE LE CANTO EN INVIERNO. BEATRIZ LUCHA POR CANTAR JUNTO A EL. AMBOS SE ESFUERZAN DESESPERADAMENTE POR QUEBRAR LA TENSION. PRONTO TARAREAN JUNTOS. ELLA LIGERAMENTE DESENTONADA. ADAN MIRA HACIA EL PUBLICO. BEATRIZ MIRA A ADAN. CON LEVES MOVIMIENTOS EXPLORATORIOS, ELLA INTENTA TOCARLO CON SUS MANOS, PALPAR SU PIEL. LE DESNUDA EL PECHO. Cierra los ojos. ADAN LOS CIERRA Y AHORA ELLA SE DESABROCHA LA ROPA, DESNUDANDO EL PECHO Y, DULCEMENTE, ROZAN PECHO CONTRA PECHO. EL MOVIMIENTO DE ELLA ES TIERNO Y TIENE AIRE DE SACRIFICIO
UNA OFRENDA QUE LE HACE POR PRIMERA VEZ; ADAN ABRE LOS OJOS Y LA ACEPTA COMO TAL. LOS MOVIMIENTOS DE AMBOS SON LOS MINIMOS POSIBLES, Y, PRECISAMENTE POR ESTO, MAS SENSUALES.
ADAN: Mi piel respira. Fluye sangre nuevamente por mis venas. Mi piel respira.
BEATRIZ: Nada debe retenerse jamás. Yo creo en eso, oh, Adán! Creo en eso. Somos mezquinos, somos tan mezquinos; pero nada debe retenerse.
EL LA SOSTIENE A UNA CORTA DISTANCIA PARA PODER MIRARLE EL ROSTRO. ELLA APARTA LA CARA.
ADAN: Estás sonrojándote.
BEATRIZ: No me mires.
ADAN: Como una jovencita te sonrojas.
BEATRIZ: Por favor, sujétame tan solo, pero no me mires.
ADAN: Por que? Quiero mirarte. Levanta la cabeza, Beatriz, y mírame. No apartes tu vista, mírame. Mírame de frente. ELLA CAE DE RODILLAS Y ENTIERRA EN LAS EXTREMIDADES DE EL SU DESNUDEZ. Espera. ADAN LA DEJA ARRODILLADA, COMO ASIDA DE SI MISMA, Y VA HASTA UN CAJON, DEL CUAL EXTRAE UN SUDARIO DE TELA DORADA. SE LO ECHA SOBRE LOS HOMBROS Y LA LEVANTA, PONIENDOLA DE PIE. Así, amor mío. Hazte ropas de oro para el sol. Espléndidas ropas doradas, antes de que venga el verano. BEATRIZ SE MARCHA, ENVUELTA EN LA DESLUMBRANTE TELA AMARILLA. UNA VEZ QUE ELLA HA SALIDO, ADAN SE ACOMODA LA CAMISA Y REUNE LOS PINCELES Y LA PINTURA, LLAMANDOLA MIENTRAS ORDENA LAS COSAS. Para nosotros pintaremos un templo blanco. Me oyes? Un templo blanco! Te adoraré en él. Me oyes? Un templo blanco en que adorarte.
AHORA LA ESCENA CAMBIA AL TIEMPO EN QUE LAS PAREDES SALEN DEL LUGAR Y OTRAS NUEVAS ENTRAN CON CORTINAS DORADAS EN SUS VENTANAS; Y EL MOBILIARIO VIEJO SE CAMBIA POR OTRO NUEVO, EXACTAMENTE LOS MISMOS MUEBLES, PERO RECUBIERTOS CON EL MISMO MATERIAL DORADO. UNA VEZ HECHO ESTO, EL INSPECCIONA SU LABOR Y HACE MUTIS, SATISFECHO. HAN PASADO DIAS, Y HASTA SEMANAS.

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