Uno siempre está esperando la mano salvadora, y cree que esa mano vendrá con luz, con signos claros de que es inequívocamente ella. Hace algunos días atrás, en mi casa todo perdía el orden natural, lo que quiere decir que en este Kaos ordenado, las cosas tornaban un giro inusual, todo sucedió cuando en pocas horas enfermaron como 3 miembros de esta familia. Incluso la que suscribe, despues de un jornada agotadora entre reunión de padres, pedido de auxilio a psicopedagoga, 40 grados de fiebre de miembro más chico de la familia, y cuando creía que más cosas no podían suceder, chuchos de frío hicieron su entrada en escena . Por supuesto Sanson luchó contra la peste, incluso la ignoró, pero cuando el termómetro escaló a 38 exclamé Ups, a la cama, pero para esto ya eran las 12 de la noche. Regodeé mi imaginario con fantasías de pasar un viernes en la cama, abrigada por una frazada reparadora que me tranportara lejos de mis problemas, pero hete aquí que mis obligaciones me proyectaron a un viernes febril en todo sentido. Más tarde ese día me preguntaba yo :porque no me quedé en la cama??, y hete aquí que descubri que Dios se habia apiadado de mi, pero yo ignore la manito que me estaba dando, cuando le pedí una mano, me la dío pero yo no quise ver en mi fiebre, un bueno motivo para parar...
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